Benny Ibarra conquistó el corazón de los poblanos en las dos funciones de «El Hombre de la Mancha»
PUEBLA, PUE. Con dos funciones llenas, más de 20 actores, músicos en vivo y una espectacular escenografía fueron piezas clave para conformar las piezas de este clásico de la literatura española, las cuales forman parte del musical de Morris Gilbert con producción de Tina Galindo, Claudio Carrera y OCESA.
Miguel de Cervantes (Benny Ibarra) alterna su faceta de escritor con el penoso oficio de recaudador de impuestos hasta que, es acusado por el Santo Oficio de la Inquisición española por alta traición.
A la espera de su juicio, Don Miguel es arrojado a una mazmorra junto a otros rufianes acusados de herejía, blasfemia y brujería. Sus compañeros de celda, al verlo solo y cabizbajo, comienzan a hacerle jugarretas y antes que tiren a la basura un manuscrito que Cervantes guarda con recelo, él decide contar una historia, una historia sobre un loco y chiflado Caballero Andante.
De repente Don Miguel se transforma en un alto, delgado, barbudo y canoso hombre, quien junto a su amigo Sancho (Carlos Corona) —a quien encontró en la mazmorra—, empieza a cabalgar en un corcel imaginario que lo lleva a recorrer un mundo feliz, donde los caballeros todavía existen.
Son 21 temas los que se escuchan a lo largo de la trama de más de 120 minutos de duración, en la cual el tema “Sueño imposible”, pieza cumbre de la obra original de Dale Wasserman (1972), logró grandes aplausos y coros por parte de los poblanos.
“El hombre de la mancha”, “Todos los hombres son lo mismo”, “Misiva”, “Hay una Dulcinea” y “Un chisme” se escuchan durante el montaje sin intermedios.
Así Don Quijote, emprende la huida junto a su fiel escudero, en la cual se encontrará con la tosca y belle Aldonza (Guadalupe Lancho), de quien nuestro personaje queda embelesado a tal punto de cambiarle el nombre por uno más adecuado, al menos en su imaginación, el de Dulcinea.
“El Hombre de la Mancha” mezcla drama, suspenso, comedia y música para transportar al espectador a dos eras, una real donde existió el dramaturgo y otra, donde la imaginación nos lleva de la mano del Ingenioso Hidalgo.
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Fotografía: Ricardo Chávez.